18/6/07

EL VASO DE LOS ROMPECABEZAS




Una mañana más de parón, la baja se alarga, el trabajo sigue acumulándose en el vaso de las irregularidades...
¿Dónde está ese empujoncito motivador que necesito y que siempre aparece, para mostrarme que no es tan difícil ordenar por lo menos medio vaso? Puede que el ápice, sueño o chispa que enciende la actividad auto calmante que proporcione la energía necesaria para empezar a enmendar y solucionar las dificultades que llenan mi vaso poco a poco, esté simplemente entre las sombras que producen mi cuerpo por la luz de la rutina.
Tumbado, y dirigiendo levemente la mirada hacia atrás; estorbo, malestar y acumulo nuevas piezas incluso al pensar en ello. Los problemas en desbordan. Fue inútil subirse a la escalera. Empezaré por recoger los escombros del suelo. Puede que tenga que perder tiempo en bajar y sé que en ese tiempo, nuevas piezas caerán, por ello sé que debo darme prisa.
Una vez que se empieza es relativamente fácil llegar a mediados del vaso, pero, resulta tan difícil antes de empezar. Siempre imagino, -esta vez no, no es igual. Que esta vez no podré hacerlo. ¿Difícil? Todo llega, cojo impulso, derribo muros, uno una pieza y las demás encajan sin aceite.
Cierto es que los problemas de pocas uniones me los saco casi seguidos, pero las piezas complicadas se hunden en el fondo del vaso; por supuesto quisiera eliminarlos, ¿más complicado esta vez? todo llega, la solución quizás, otro vaso para distribuirme mejor, sin obligar y sin compromiso, pero un nuevo vaso que este al lado del mío y con el que apoyarme, ayudarnos mutuamente, y poco a poco quizás formar un gran vaso indestructible y con gran capacidad de clasificación. No lo buscaré, se que es necesidad, pero pocas veces flotan los antiguos problemas con múltiples uniones, por ello sobreviviré y seré mas o menos autosuficiente mientras no se acumulen demasiado, y me obliguen a rebasar la locura.



Siempre hay algo más complicado, siempre hay algo más bonito.
Todo llega, todo a su tiempo...