3/5/07

PASIÓN (primera parte)

En el habitual vacío de rutina y normalidad que supone el silencio, una luz surge de forma inusual, y transportado por su recuerdo alado, en lo más profundo del pensar, la busco incansable. Escucho la llamada y la proceso, intento no confundirla con mi propia obsesión.

Continúo recorriendo el camino que apenas acabo de empezar, lo entiendo peligroso pero muy tentador y agradable. En esto, algo interrumpe mi marcha, una señal quizá, una esperanza, una fuente donde refrescar mi sediento y fatigado corazón Su eterna caricia tiene la clave de mis preguntas.

Impaciente e incauto, emprendo el camino, a ciegas, sin rumbo, pero rápido. Tropiezo, caigo. Mi propio afán hace que toda pizca de fuerza en mi, contrapese y haga inevitable el encuentro con la roca de la ignorancia y arrepentimiento. Se desprende de mi pecho la sangre de rabia y pesimismo. Doloroso, duermo, descanso, intento que las preocupaciones se simplifiquen a cero.

Una brisa ligera me despierta del letargo, y tan pronto como las fuerzas muy mermadas alojadas en mi espíritu me permiten, pongo en pie mis ganas y curo la herida con la nueva esperanza y el ungüento de la pequeña evolución en mi pensamiento para no euforizarme de nuevo, la sangre deja pronto de brotar.

Suerte la mía al hallar en mi camino un bastón de abrazo con su nombre escrito a fuego que sirve de mucha ayuda. La aventura comienza a hacer de mi alguien precavido que se permite pensar varias veces todo lo que sucede a su alrededor.

La inquietud, los nervios y las preguntas se apoderan de mi. Lo sé, está cerca, no puede tardar mucho más. De forma repentina, y después de abandonar esos fríos escalones de un pasado próximo, un sonido rompe el estado de búsqueda. Es una fecha, una hora y un lugar. Las nuevas normas de organización en los ficheros de mi razón, me dirigen hacia el lugar. El recuerdo me transada al momento. La luz se abre, no puedo ver otra cosa…

Todas esperanzas ya encuentran su veracidad como yo encuentro su mirada, su abrazo, su olor, todo es más de lo esperado. La felicidad inunda las fauces de mi ser y no deseo otra cosa que hacerle sentir lo mismo, las palabras se acortan y no sirven para expresar apenas nada.